Es la hora verde

La concienciación sobre un mundo más sostenible es un debate que va más allá de lo político. Los nuevos consumidores, liderados por una nueva generación Z -mucho más involucrada con revertir el cambio climático- tienen nuevos hábitos de consumo cada vez más digitales y con una conciencia más ecológica que generaciones anteriores.

Luis Barreiro
Head of Strategy en Babel.

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Estudios afirman que más del 60% de jóvenes de entre 20 y 35 años han incorporado a su día a día nuevas prácticas que pueden considerarse sostenibles a raíz de la pandemia, y más del 80% consideran los valores y posicionamiento de las marcas a la hora de elegir sus productos o servicios.

Si hablamos de las empresas, cada vez más tienen en consideración estos mismos criterios a la hora de elegir sus partners y proveedores.

No solo hablamos de sostenibilidad, hablamos de impacto y que este sea medible. La responsabilidad social corporativa va más allá, deja paso a las estrategias de inversión social y sostenible y las empresas, cada vez más, integran en su core de negocio este tipo de marcadores alineados con su negocio.

El reto es mayúsculo: tener impacto a nivel medioambiental y humano, ser percibido como un contribuidor a la causa sin caer en el greenwashing.

Hay que medir, y medir bien. Indicadores de emisiones de carbono, de inversión a causas sociales para promover la igualdad de oportunidades, indicadores de impacto en la salud, etc. se encuentran al mismo nivel que otros KPI de negocio más tradicionales y son ya parte de consejos de administración y reuniones de ejecutivos.

Esto pasa por una remodelación de los negocios actuales y un compañero de viaje: el dato. Hace tiempo hablábamos de que los datos “serían la gasolina del futuro”. El futuro es ahora. El gobierno del dato es transversal a toda la compañía y forma parte de cada proceso.

Un nuevo paradigma, compañías y proveedores estamos obligados a compartir esta información con usuarios y consumidores. Ya no solo se nos juzga por lo que hacemos, también por cómo lo hacemos. Inteligencia de negocio, dashboards y la inteligencia artificial aplicada se convierten en herramientas de comunicación y palanca para nuevas oportunidades.

Una nueva industria aparece, la industria green y el papel que juega la tecnología es crucial. Según Greenpeace, actualmente el procesamiento de datos consume un 21% del total usado en el sector IT.

Los procesos de virtualización y migración a la nube están ayudando a optimizar los recursos y permiten reducir la huella de carbono entre el 30% y 90%. Empresas como Google afirman haber reducido en un 50% su consumo energético.

Con una previsión de incremento del 500% del procesamiento en la próxima década, aparece la figura de los green datacenters. Esto supone un gran cambio en la industria, con una inversión de 36 billones de dólares americanos en 2021, se sirve de nuevas tecnologías y soluciones creativas para optimizar el uso de los recursos con máquinas mucho más eficientes energéticamente.

Recientemente, Apple ha posicionado su gama de procesadores como una alternativa más eficiente con un mayor rendimiento, duplicando en ventas a la generación anterior.

La economía circular e industrias adyacentes (reciclado, reparación, fabricación sostenible, productos con nueva vida) representan una oportunidad de 4,5 trillones de dólares americanos.

Tras la publicación de recientes directivas europeas, pasan a ser un must. Este impacto también se deja ver en la inversión para la creación de nuevas empresas: el 23% de las startups con éxito en Europa tienen mucho que ver con sostenibilidad.

Europa lidera este ranking con una inversión de 39 billones de dólares americanos y no es más que la consecuencia de una mayor concienciación de los países desarrollados.

En este nuevo escenario, además de nuevos negocios, aparecen nuevas oportunidades de empleo: los green jobs. Dejando la pandemia a un lado, el trabajo remoto ha abierto una ventana más a la globalización en la búsqueda de talento y aparecen nuevas oportunidades profesionales vinculadas a este nuevo movimiento.

Concretamente, se estima la creación de más de 18 millones de puestos de trabajo en esta década en Europa.

Los green collars serán los encargados de redactar estrategias, de controlar el reciclado, de revisar cómo de sostenible es una compañía, de medir el impacto en la salud de los usuarios, de revisar el software para asegurar que sea más eficiente, de diseñar productos eco-friendly, de gestionar movimientos ciudadanos en el metaverso, responsables de contaminación de las aguas… Puestos de nueva creación requerirán de nuevas competencias que, aún -a día de hoy- desconocemos, y sobre las que tenemos que empezar a prepararnos.


Inteligencia de amenazas

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