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Una mañana de mayo de 2015, el BBVA sorprendió con la noticia de un cambio revolucionario en su organización. Se modificó todo el organigrama, desde el CEO, para llevar a cabo su prioridad estratégica: la transformación digital del banco. Aceleraba todo el proceso de cambio, no solo tecnológico, también cultural y de innovación en procesos de negocio.

Desde ese momento, BBVA es uno de los grandes bancos globales que está liderando la transformación del sector. Pero más aún, el cambio es rápido, global y afecta a todos los negocios y países.
 
Además del propio proceso de transformación digital de la banca, han surgido miles de iniciativas empresariales, que intentan desintermediar y crear nuevos modelos de negocio, aprovechando la innovación tecnológica, aplicable a cada producto, servicio, proceso o actividad de la cadena de valor de la banca. Son las fintech.
 
Adelanto una conclusión. La guerra no es entre las fintech y los bancos. La guerra es entre los propios bancos y ganan los que son capaces de hacer más cambios y más rápidos, y satisfacer lo antes posible las nuevas demandas de los clientes, en servicio, medios de pago,  contratación digital, omnicanalidad e inmediatez.
 
El año pasado, el IEAF (Instituto Español de Analistas Financieros), con la colaboración de BABEL, dirigió un estudio sobre las estrategias que estaban adoptando los bancos en relación al fenómeno Fintech. Destacaré tres de las conclusiones del estudio:

- Las Fintech son consideradas como aliados, no como enemigos. Al fin y al cabo pequeñas unidades de emprendedores están haciendo de forma ágil proyectos innovadores y disruptivos. La banca participa financiando, observando y adquiriendo en su caso esas innovaciones tecnológicas y de nuevos modelos de negocio. Las start-ups son frágiles, poco capitalizadas, con alta mortalidad a tres cinco años, y con una salida fácil si hay éxito tecnológico que es la venta a un banco o gran empresa tecnológica.

- La amenaza real a la actividad bancaria, la constituyen las grandes empresas de internet y de ecommerce, que se están introduciendo poco a poco en el entorno financiero. Recientemente Facebook ha solicitado ficha bancaria en España.

- La mayor deficiencia en las entidades financieras era cultural. Desde los consejos de administración, hasta los empleados de la red comercial, tenían poco conocimiento sobre las implicaciones de la digitalización y poca predisposición al cambio, anclados en ferreos modelos organizativos. Ante esta situación los bancos están trabajando en tres grandes áreas de acción (entre muchos otros):
  • CONOCIMIENTO Y FIDELIZACIÓN DEL CLIENTE, para vender más.
  • AUTOMATIZACIÓN DE PROCESOS Y DE SERVICIOS, para reducir costes y mejorar la calidad de entrega.
  • DATA MANAGEMENT, para mejorar márgenes, reducir la  exposición a riesgos, proyectar balances y negocios optimizando precios y margenes a corto y largo plazo, y cumplir con más eficacia los requerimientos de compliance y regulación.  
En los tres ámbitos, las soluciones a implantar, suelen tener una combinación de tecnologías que permiten hacer cambios disruptivos en los modelos de negocio. La lista no tiene fin: cloud, e-money, IoT, Big Data, BI, blockchain, modelos colaborativos, movilidad, IA, identidad digital y seguridad.
 
Y ¿qué vemos que empieza a ser común en las entidades líderes?:

- Una visión global, con liderazgo desde arriba y con una fuerte inversión en Innovación y en la gestión del programa, actuando en cuatro grandes frentes de forma sincronizada e intensa:
  • Comunicación, interna y externa. (El Centro de Innovación del BBVA es un buen ejemplo de best practice).
  • Cambio e innovación en modelos de negocio (observando Fintech o grandes de eCommerce). Innovando en la oferta de productos y servicios y cambiando los hábitos de relación con el cliente.
  • Uso avanzado de las nuevas tecnologías.
  • Cambio Cultural, en personas y en procesos (lo más complicado).
- Adaptación de las estructuras organizativas, decisiones operativas más descentralizadas y comunicación en red (autocontrolada) y lejos de las estructuras jerárquicas clásicas, aumentando la demanda de perfiles profesionales mixtos, expertos en el mundo financiero y dominando ciertas tecnologías (por ejemplo, data scientist, conocedores de finanzas y modelización de datos).

- Observación fuera del serctor financiero, para incorporar prácticas novedosas a sus modelos de negocio, del sector farma, alimentación, comercio, o juego y media en internet.

En cualquier caso,  y como factor crítico resaltaría con una frase: “que los árboles no nos dejan ver el bosque”, que el negocio bancario es financiero, atiende necesidades de ahorro, financiación e inversión de personas y organizaciones, ha de estar regulado para garantizar su solvencia o evitar riesgos propios o sistémicos. Y para todo ello, aunque es imprescindible contar con las mejores plataformas tecnológicas de las que hoy podemos disponer, no nos pueden despitar del negocio.
 
Y deprisa, deprisa…
 
Jose Luis Cayuela
Jose Luis Cayuela

Asesor económico en BABEL.

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