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04 marzo 2021

El open banking, la palanca de transformación de la banca digital

Cartel banco
¿Alguien se atreve a predecir cómo será nuestra relación con las entidades bancarias en el futuro? Aunque muchos lo intentan, son solo algunos los que se acercan con sus pronósticos. Y esto quizá se deba a los múltiples cambios que hemos experimentado en los últimos años, impulsados, entre otros factores, por la constante explosión tecnológica, por los nuevos players o por las recientes normativas.

No hace tanto tiempo -y conforme comentábamos en un post anterior-, interactuábamos con nuestro banco en la sucursal que estaba “a la vuelta de la esquina”. Luego llegó la banca online, y después el acceso a los servicios a través de los dispositivos móviles. En los dos últimos años el sector bancario ha dado un salto en su digitalización y transformación, gracias a la llegada del open banking, que permite la liberalización del acceso a datos y cuentas de clientes. En este contexto, los clientes tienen la potestad de conceder permiso a terceros para acceder a información personal o la realización de operaciones en nuestro nombre.

Aunque el impulso normativo a través de PSD2 ha sido el gran catalizador del desarrollo del open banking, el origen de esta transformación se remonta a años atrás, concretamente al 2015, cuando el gobierno británico promovió la creación del Open Banking Working Group (OBWG). El objetivo era establecer un marco de referencia para el desarrollo de estándares de interfaces abiertas para la banca, fomentando la aparición y crecimiento de las empresas fintech, las cuales no dejan de abrirse hueco en el mercado, existiendo más de 400 fintech activas (según el estudio de Referente y Abanca Innova de septiembre de 2020).


Regulación en el open banking

Es innegable que el concepto de banca abierta es demasiado amplio y por ello, existen diferentes modos de aplicar las directivas. PSD2 abre la puerta a terceras empresas impulsando el desarrollo de servicios de pago seguros e innovadores. En cambio, otros países, como el Reino Unido, crearon en el 2019 una entidad independiente llamada OBIE en la que participan las principales entidades y cuyo objetivo es la definición de un estándar de implementación.

Fuera del ámbito europeo, la forma de abordar esta regulación es diferente y por ejemplo en Australia, se realiza bajo la denominada regulación de los derechos de protección de datos del consumidor. Otro caso diferente al europeo es el de México, donde la ley de tecnología financiera cubre la totalidad de productos financieros a excepción de las operaciones de pago, cuyas APIs serán desarrolladas y evolucionadas por el regulador.

Centrándonos en el ámbito nacional, no podemos olvidar el sandbox regulatorio aprobado el pasado septiembre por el Congreso de los Diputados, que situará a España a la vanguardia de la Unión Europea, traerá un abanico más amplio de servicios para los clientes, dotará de visibilidad a las autoridades sobre las fases embrionarias de cada uno de los proyectos de innovación y facilitará de forma segura la adecuación de la regulación en el entorno digital.

A pesar de las diferencias existentes en el modo de acometer la regulación en cada una de las localizaciones, hay algo en común en todos los enfoques, y es el hecho de que todos los modelos de negocio sitúan al cliente en el centro de una estructura de servicios multicanal para dotarnos de un mayor control de nuestros datos financieros. Una vez superadas las reticencias en el momento de conceder el permiso para la cesión de los datos, se abre un gran abanico de posibilidades y ventajas no solo para los clientes, sino también para las entidades y todos las fintech involucradas en el proceso.


Ventajas para el usuario final

Como usuarios finales, el hecho de colocar todos los datos a disposición de las entidades y de terceros, aumentará el conocimiento de cada uno de nosotros, recibiendo ofertas más personalizadas y que se adecúan más fielmente a nuestras necesidades. La intervención de más actores nos permitirá también, recibir un mayor número de ofertas de productos y servicios, con precios más competitivos debido a la eliminación de intermediarios y al uso de la tecnología. A priori, podríamos pensar como usuarios que exponer nuestros datos a terceros, podría suponer un problema a nivel de seguridad, pero la creación de estándares para los proveedores de servicios de pago, así como el uso de autenticación reforzada (SCA), convierten a la seguridad en una de las mayores de fortalezas del open banking.

Aunque podríamos hablar de otras muchas ventajas desde el punto de vista del usuario, finalizaremos con la unificación de la información, ya que los ya conocidos agregadores bancarios, nos permiten visualizar todas nuestras cuentas y otros servicios bancarios desde una misma aplicación. En España, el agregador ya es ofrecido por múltiples bancos, entre ellos Bankia, Bankinter, BBVA, Caixa Bank o Santander, entre otros.


¿Qué oportunidades se le presentan a la banca tradicional?

Hasta el momento únicamente hemos abordado los beneficios desde el punto de vista del usuario final, pero ¿qué oportunidades se le presentan a la banca tradicional?

Las entidades tradicionales deben ver las fintech como laboratorios de innovación y que, por tanto, les permitirán acelerar su evolución hacia bancos con un mayor grado de digitalización. Deben, además, apoyarse en las startups para ofrecer a los clientes servicios que aumenten su fidelización y hacer que la relación sea más duradera aprovechando la visión profunda de la infraestructura financiera global. Por último, y aunque ya lo comentamos en la perspectiva del usuario final, los bancos tendrán una gran oportunidad de reforzar su seguridad ante la apertura de los sistemas de información a través de las APIs.


¿Cuál es la situación del open banking en España?

Según Tink1, la inversión de las entidades españolas está por encima de la media de la Unión Europea. Concretamente, un 48% de las entidades financieras invierte más de 100MM de euros, siendo la media europea en torno al 45%. Además, una encuesta realizada en las principales organizaciones arroja que un 79,3% de las instituciones españolas tiene una estrategia clara para beneficiarse del open banking, muy por encima de la media europea (57,6%).

Sin duda, son datos que demuestran el elevado grado de confianza en la liberalización del acceso a los datos y que están en sintonía con el gran número de entidades inmersas en la carrera regulatoria. BBVA además de ser la primera en España, fue una de las pioneras a nivel mundial con el lanzamiento de BBVA API Market en el 2017. Santander creó su portal Developer Hub a través del cual ofrece préstamos, cuentas, funcionalidades de pago y servicios de identidad y Onboarding. Caixabank ofrece funcionalidades de iniciación de pagos e información de pagos a través de su API Store y Liberbank dispone de su propio portal de Open Banking donde ofrece APIs de acceso a cuentas y pagos. Otras entidades como Bankia, Bankinter, Ibercaja y Sabadell disponen de portales de desarrolladores con los APIs de servicios que exige PSD2.

Un dato relevante a nivel global y no solamente centrado en el ámbito nacional revela que en el 2022, la oportunidad de ingresos creada por la banca abierta será de más de 8 billones de euros, que el 71% de las pymes esperan utilizar entonces un servicio de open banking y que el 64% de los adultos piensan beneficiarse de un servicio de banca abierta para ese año (según PwC).


¿Cuál es el papel de las bigtech?

Este es un punto que genera bastante discordia, ya que las entidades financieras están obligadas a compartir su información y, sin embargo, el “gran tiburón blanco” de las bigtech (Google, Amazon, Facebook y Apple) no están obligadas a ello, generando una competencia desequilibrada ya que estas últimas podrían ofrecer servicios no regulados como por ejemplo créditos. Además, el uso de potentes algoritmos les permite monetizar los datos bancarios a los que acceden a través de open banking generando una mayor asimetría con respecto a la banca y resto de players. En la liga de la banca, a pesar de que las reglas cambian constantemente, éstas deberían ser las mismas para todos los players.
 
Es evidente que el open banking constituye una gran alternativa para el sistema financiero actual y aunque ofrece numerosas ventajas, también existen desafíos como la confianza, la seguridad o incluso determinar el papel que jugarán las bigtech. No obstante, por él pasa el desarrollo del banco del futuro, a través del cual podremos solicitar un préstamo en línea para renovar nuestra vivienda obteniendo la aprobación en minutos o ahorrar 20€ en la tarifa móvil después que el propio banco nos ofrezca un mejor plan. Para ello, debe abordarse el open banking como un elemento estratégico y no como un simple requerimiento para cumplir PSD2.

En BABEL estamos ayudando en la transformación digital de las grandes entidades través de la de la innovación tecnológica (Inteligencia Artificial y machine learning entre otras líneas) y creemos que el mayor desafío será generar valor a través de la personalización y de la creación de nuevos productos mediante el análisis de la multitud de datos recabados en este proceso.

Alfonso Izquierdo
Alfonso Izquierdo

Senior Manager en Babel.

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